El mundo del fútbol mueve muchas ilusiones, y los directivos son los primeros que sueñan con grandes resultados de los proyectos que han confeccionado. Antes de comenzar los primeros partidos de la fase de grupos de la Champions League ya hay gestores que rezuman optimismo, ya que están convencidos de que van a pasar a la ronda siguiente. Ejemplo de dirigentes con fe en los suyos son los del Leicester y los del Tottenham, que persiguen un jugador al que quieren convencer argumentando que a partir de enero podrá disfrutar jugando la Champions.
El crack en cuestión de Max Meyer, que de entrada no va a jugar la máxima competición europea porque su equipo, el Schalke 04, no alcanzó a clasificarse. Pese a ello, el joven (20 años) es feliz con los ‘mineros’ porque se formó en su cantera y se siente muy identificado con el club, lo cual no quiere decir que llegado el mes de enero sea capaz de rechazar una oferta multimillonaria procedente de Inglaterra.
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