Es de sobra conocido que un porcentaje de los fichajes que recomienda, o acepta, ‘Cholo’ Simeone acaban siendo un fracaso deportivo para el Atlético de Madrid, aunque a veces no lo es en el apartado económico. Ocurrió con Jackson Martínez, cuya ficha adquirieron los rojiblancos por 37 millones de euros y la traspasaron por 42 millones, y otro ejemplo es el de Toby Alderweireld, que llegó a Madrid desde Ámsterdam por 7 millones de euros y un par de años después Enrique Cerezo logró 16 millones por parte del Tottenham.
Una vez llegado del Ajax, donde se mostró como un central derecho de exquisita calidad, Simeone comenzó a sacarle pegas al estilo de juego de Alderweireld. No era bravo, no era contundente y no estaba a la altura de Godín, Miranda e incluso el novato Giménez, que entonces tenía 19 años y en los entrenamientos agradaba más al técnico argentino que el zaguero belga.