El FC Barcelona está viviendo un drama humano, económico y deportivo con Aleix Vidal. Ni el entrenador ni la directiva, ni el propio jugador, desean en la plantilla a un futbolista que es un cero a la izquierda para el técnico y que no entra para nada en sus planes.
Pero hay más. Aleix Vidal costó hace año y medio 18 millones, de los que apenas se han amortizado cuatro durante su estancia en su club. O lo que es lo mismo, si el Barça no consigue venderlo por un mínimo de 14 millones, la diferencia entrará a formar parte del capítulo de pérdidas en la cuenta de resultados del club.
Y, deportivmente, la presencia de Aleix Vidal en la plantilla barcelonista tapona la entrada de un lateral derecho de verdad que complete esa demarcación que está desajustada en el plantel azulgrana.
El verdadero drama es que nadie quiere a Aleix Vidal y, ante la imposibilidad de venderlo para recuperar parte de la inversión realizada en su fichaje, el club lo está ofreciendo a medio mundo en calidad de cedido a cambio, simplemente, de que el club receptor se haga cargo de su ficha.