Aunque Víctor Sánchez del Amo ya ha tomado las riendas del Real Betis y Gustavo Poyet ya es historia, el despido del técnico uruguayo sigue dando que hablar. Y es que solo tres meses después de que la entidad apostara por él de forma fuerte, el consejo de administración ha tenido que afrontar otro fracaso deportivo. Y eso, hablando de la agitación siempre existente en el entorno del Betis, da a entender que cada equivocación institucional provoca incendios. En este caso, la peor parte se la lleva Miguel Torrecilla.
El director deportivo, que apenas lleva unos meses en el cargo y que llegó con la vitola de haber sido el hombre que, entre otras cosas, gestionó deportivamente el éxito del Celta en los últimos años, fue sin duda la clave de la llegada de Poyet al banquillo del Benito Villamarín. El charrúa fue su apuesta personal para devolver al equipo bético a las posiciones altas de la clasificación tras años de penurias, concretamente para estar “entre los diez primeros” de la Liga. Todo lo que no fuese eso sería considerado un revés deportivo. Y ahora los hechos le señalan como responsable.
Quizá por eso, y después de haber aguantado a Poyet hasta que ha podido, Torrecilla se mostraba tenso y defensivo en su última comparecencia pública ante los medios: “Es la cuarta vez en 16 años que tengo que estar en esa situación.
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