El Real Madrid está atravesando el tramo más importante y complicado de lo que llevamos de temporada y, por el momento, lo está aprobando con nota. El 0-3 del derbi madrileño ha sorprendido a muchos y aumentado la autoestima de un grupo sobre el que pesaban muchas dudas, incluso con la racha de imbatibilidad que se viene alargando desde la pasada temporada. Las bajas que arrastra la plantilla y que cada vez son más importantes y cuantiosas siempre hacen pensar que los blancos no podrán aguantar el ritmo.
Pero el caso es que Zidane ha sabido sacar partido de todo el plantel, que para eso el club hizo un esfuerzo sin precedentes a la hora de mantener a todos los grandes jugadores y conformar una de las plantillas de más calidad de la historia de la entidad. La idea es que juegue quien juegue el rendimiento sea siempre el mismo y todos se sientan importantes, algo idílico y que poquísimas veces había pasado antes, pues está claro que se trata más de un sueño que de una realidad en equipos de élite, con muchos cracks intocables en sus filas y egos que gestionar.
Pero el caso es que hasta ahora le está saliendo bien la jugada. Y lo que es más difícil y más importante: los jugadores lo ven bien, e incluso le facilitan su labor.
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