Juande Ramos confesó que decidió dimitir como entrenador del Málaga porque se encontraba en una situación que no era de su agrado y porque al equipo no le convenía jugar los próximos partidos «con la crispación de los últimos encuentros».
«El fútbol es muy cambiante y ante situaciones adversas solemos ser los entrenadores los grandes perjudicados. En este caso concreto, he decidido desligarme de una situación que me incomoda y no me satisface», señaló Ramos en una carta en sus perfiles sociales. El manchego recordó que cuando llegó a la entidad de Martiricos las esperanzas eran «máximas» y que existía el «reto» de poder competir para «llegar a puestos europeos». Además, se supieron «reponer como conjunto» a un inicio «irregular», convirtiendo La Rosaleda «en un fortín», superando «las lesiones de larga duración de jugadores muy importantes» que lograron «sacar adelante con la ayuda» de los del filial, «cuya aportación ha sido muy valiosa». «Sigo creyendo que este equipo tiene muchas posibilidades de seguir creciendo y llegar al objetivo inicial. Por esa razón, he decidido tomar mi decisión en este momento, cuando el Málaga CF esta cómodamente ubicado en la clasificación en el puesto undécimo con 21 puntos y cuando todavía faltan tres jornadas para acabar la primera vuelta. Considero que jugar los partidos con la crispación de los últimos encuentros no ayuda al equipo», añadió el técnico. Por último, Juande Ramos da las gracias por «el respeto y el apoyo recibido tanto de la prensa como de los aficionados» y por la «colaboración recibida en el club por el presidente, la Dirección Deportiva, los trabajadores de toda la entidad y los jugadores». «A todos les deseo muchos éxitos en el futuro porque serán los éxitos del Málaga CF», sentenció.
