Mucho había arriesgado Zinedine Zidane hasta este 15 de enero durante muchos meses y muchos partidos con una filosofía no vista antes en el Real Madrid, y que a punto había estado varias veces de jugarle una mala pasada. Pudo suceder en partidos como el del Deportivo en el Bernabéu y finalmente pasó en el Sánchez Pizjuán, con unos últimos minutos de locura que desnudaron los errores del equipo blanco y destrozaron el ‘ataque de entrenador’ que invadió al francés una vez más, con un cambio de sistema sorprendente y seis cambios respecto al partido de Copa.
La entrada en el once inicial de Keylor, Carvajal, Varane, Modric, Cristiano y Benzema era lógica por el cambio de competición y unas rotaciones que hacían que los teóricamente titulares volviesen al equipo. No así un cambio del tradicional 4-3-3 a un sistema con tres centrales, algo que todavía no había hecho Zidane en un año como técnico y que no veíamos desde los tiempos de Mourinho… y en contadas ocasiones. Ni siquiera un 4-4-2 más compacto para evitar las embestidas del Sevilla por los costados. Un dibujo que comprimió sobremanera al conjunto y le hizo ser serio, solidario y mantener a raya al equipo hispalense sin ocasiones claras en 84 minutos.
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