Sergio Ramos lleva varias semanas siendo noticia por si solo. El central del Real Madrid desde su celebración en el Sánchez Pizjuán en el que señaló el nombre en la camiseta como mensaje a una parte de la afición hispalense ya no ha tenido ningún tipo de descanso mediático. Querido y ahora odiado en Sevilla el de Camas no parece estar por la labor de calmar el ambiente.
En sus últimas declaraciones quiso mandarle un mensaje al presidente del Sevilla, José Castro, al que echó en cara no haber denunciado la violencia en su momento: «Me equivoqué al decir que nunca iba a estar a favor de los violentos.