Keylor Navas se ha puesto el mono de trabajo. Este miércoles tiene ante sí un nuevo reto en el Santiago Bernabéu: el de dejar a cero su portería para evitar ir a Nápoles con cualquier tipo de desventaja de cara a la eliminatoria que enfrenta al equipo italiano y a los blancos a partir de esta semana. Toda una prueba de fuego para un equipo, el Real Madrid, que si de algo ha flaqueado este curso ha sido de su excesiva fragilidad atrás. Pocos han sido los partidos que ha conseguido dejar su marco imbatido, lo que unido a
la cierta sequía goleadora de la BBC en diversas partes de la campaña ha hecho que muchos encuentros aparentemente fáciles no se resolvieran precisamente con marcadores abultados.
Eso no puede pasar contra el equipo de Sarri. Y para ello, el Madrid necesitará una versión de Navas que ya empezó a verse el pasado sábado ante Osasuna en El Sadar. El guardameta ‘tico’ se está empleando al máximo en los entrenamientos desde que tuvo claro que el debate de la portería se había reabierto. Y si lo ha hecho es, en parte, por su bajón respecto a la campaña pasada, en la que se erigió como uno de los héroes con actuaciones sobrenaturales.
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