Los jugadores del Barça lo tenían muy claro. En la cena en la que celebraron el cumpleaños de Neymar tomó forma su acuerdo. En cuanto cayera el primer varapalo serio, iban a desenmascarar de una vez por todas a Luis Enrique. Ya estaban hartos de tapar sus miserias y de tapar con buenas palabras y tirando balones fuera todas las carencias que ha demostrado tener el asturiano a la hora de gestionar el equipo desde el banquillo. Tanto desde el punto de vista táctico como a la hora de tomar decisiones que puedan cambiar el devenir de un encuentro.
No parece una casualidad que dos de los pesos pesados del vestuario, Sergio Busquets y Andrés Iniesta, airearan sin demasiados problemas las vergüenzas del técnico tras la contundente derrota ante el PSG en la Champions. «Han sido mejores que nosotros durante gran parte del partido, han jugado mejor, han tenido un mejor planteamiento táctico, nos han superado físicamente y eso se ha reflejado en el resultado», desgranó Busquets nada más acabar el partido.
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