Al Real Madrid le tocó sufrir. Por lo menos, en la primera parte. El Nápoles, envalentonado por el ambiente de gala de San Paolo, saltó al terreno de juego dispuesto a darle la vuelta a la eliminatoria y a punto estuvo de conseguirlo. Gracias, en este caso, a la aportación de Insigne y Mertens en la punta de ataque de los italianos y a un planteamiento excesivamente timorato de Zidane. Los de Sarri fueron capaces de marcharse al descanso con un 1-0 que les daba esperanzas. En la segunda parte, con todo, los blancos pasaron por encima de los locales y le dieron la vuelta al marcador.El empuje de Sergio Ramos fue otra vez decisivo. El capitán puso el 1-1 tras rematar de cabeza un córner, algo que ya es casi todo un clásico para el sevillano.