Palo total. Después de haber vivido la que ha sido, posiblemente, una de las semanas más emotivas e inolvidables de los últimos años a nivel colectivo,
el barcelonismo regresa de tierras gallegas escocido por una derrota inesperada en un encuentro horroroso ante el Depor, que vuelve a sembrar la duda en el seno del equipo azulgrana de cara a sus aspiraciones por arrebatarle el título de Liga al Real Madrid. Se esperaba un bajón de juego e intensidad después del
sobreesfuerzo del pasado miércoles ante el PSG, pero de ningún modo algo tan malo como lo que se vio sobre el césped de Riazor.
Especialmente
duro es este revés para Luis Enrique.
Perder en La Coruña cuatro días después de la gesta en Champions deja al técnico asturiano algo señalado por la alineación inicial que presentó ante el Deportivo. Lucho
tiró de rotaciones, volviendo a echar mano de André Gomes y Arda
y prescindiendo de
Umtiti
en el centro de la defensa. El francés se ha convertido en un central insustituible y lo notó el Barça, pero sobre todo cantó mucho lo del luso. La confianza de Luis Enrique en André es inversamente proporcional a lo que demuestra sobre el campo.
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