Si hubo bolas calientes fueron para otros. Eso es lo que ha deparado el sorteo de cuartos de final de la Champions League, que deja una eliminatoria estrella entre dos de los tres máximos favoritos a alzarse con el centro Continental: Bayern de Múnich y Real Madrid se medirán en un doble duelo con la vuelta en el Santiago Bernabéu, justo antes del Clásico ante el Barça del próximo 23 de abril. Un tridente de enfrentamientos que puede decidir el devenir de una temporada ilusionante para el madridismo, pero a la par que incierta.
En el vestuario del Madrid son conscientes de que, con este emparejamiento, se ha entrado en la fase más decisiva de la temporada. El año puede quedar en todo o nada, pero tras el camino recorrido hasta este punto del curso todas las buenas cosas que ha conseguido la fórmula Zidane pueden quedar en el olvido si finalmente el equipo no alcanza alguno de los dos títulos en disputa. Por ello, toda la semana ha servido para que el equipo coja fuerzas de cara a lo que está por venir.
La visita a San Mamés, y algunos encuentros más para dejar la Liga muy de cara respecto a la recta final; y una eliminatoria ante un Bayern temible en cuanto a nombres, pero que con Carlo Ancelotti tiene una virtud tan grande como una fatal debilidad: juega mucho, pero también deja jugar. la trayectoria de los alemanes desde que comenzó este 2017 ha sido imparable, tanto en las competiciones domésticas como en una eliminatoria de octavos de final en la que pasaron por encima del Arsenal.