Tal y como venimos hablando en las últimas semanas en Don Balón, Zinedine Zidane está obsesionado con tener todo atado y bien atado en estos dos últimos meses de la temporada. Hasta ahora, el Real Madrid ha disputado una campaña muy regular en la Liga y se ha mantenido firme en Champions, e incluso cuando ha jugado mal, que no han sido pocas veces, ha mostrado carácter y capacidad para tumbar cualquier adversidad. Parece que el vestuario cree en su entrenador, y por primera vez desde que la memoria alcanza se ha conseguido un sistema de rotaciones que ha permitido que todos los componentes de la plantilla jueguen y sumen, algo que sin duda está siendo decisivo.
Pero aun con todo eso, Zidane sabe que nada será reconocido de igual forma si no se gana ningún título. De hecho, si eso sucediera, probablemente su idea idílica de prolongar este proyecto dinámico, joven y enfocado a transformar lo que ha sido la gestión deportiva del Real Madrid en las últimas décadas se iría al traste. En este mes de abril, el club se lo juega todo a una carta con un auténtico maratón de nueve partidos, entre los que destacan el derbi ante el Atlético de Madrid, un Clásico contra el Barça en el Bernabéu que puede sentenciar la Liga, y el doble enfrentamiento contra el Bayern de Múnich en la Champions.
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