Caso cerrado. El ya célebre ‘asunto’ de las patatas fritas parece haber sido la gota que colma el vaso de la paciencia de Isco Alarcón, que a su vez ha obligado de forma indirecta a actuar al Real Madrid.
Del tema en cuestión, salvo que quede algún rezagado, ya apenas hace falta explicarles: una fotografía subida a las redes sociales del futbolista junto a unos amigos mostraba, detrás del centrocampista, una bolsa de patatas fritas del Barça.
Rápidamente el tema se hizo viral en redes, entendido como un ‘guiño’ definitivo del andaluz al club azulgrana.
Movido por su propio error, el propio Isco despejó toda duda poco después, diciendo lo que muchos le llevaban tiempo reclamando:
«¡Que no me voy al Barça pesados! Con la foto quería decir que nos los vamos a comer con patatas».
El mensaje hace que Isco se ponga en juego como peón de este asunto, algo que llevaba semanas tratando de evitar (y así alimentando el enigma sobre el interés azulgrana, que sí que existe, y su quizá posible disposición a escuchar ofertas).
De esta forma, ha tomado partido.
Ahora ya no puede irse al Barcelona (salvo que quiera provocar un auténtico terremoto de proporciones incalculables) pero sí ha conseguido, según aseguran algunos, su objetivo primario: renovará con el Real, y lo hará al alza.