«Estamos preparados». El mensaje que Casemiro y Zinedine Zidane transmitieron este lunes en la rueda de prensa previa al choque de vuelta de cuartos de final de la Champions League contra el Bayern de Múnich es extensible al resto del vestuario madridista.
El equipo tiene confianza después del 1-2 cosechado la pasada semana en Alemania, y tras una segunda mitad en la que sólo la magistral actuación de Neuer dejó la eliminatoria abierta.
Sin embargo, desde ese mismo instante, es ese detalle el que le ‘come’ la cabeza al técnico francés.
Y es que Zizou tiene muy presente que el encuentro de esta noche en el Bernabéu será totalmente distinto.
El Bayern llegará con poco que perder, con la lección de hace seis días más que aprendida y con Lewandowski. Nada que ver.
Y este Real Madrid ha mantenido una serie de constantes a lo largo de toda la campaña: buenos resultados, regularidad… pero también una más que excesiva vulnerabilidad defensiva y un constante coqueteo con el desastre en muchos partidos.
Este Real Madrid que ha ganado nada menos que 15 puntos sobre el alambre en la Liga para mantenerse en el liderato abusa de las remontadas, de los goles en contra utilizados como excusa para revitalizar al equipo después de ‘siestas’ imperdonables, o de salidas de inicio con muy poca intensidad.
Le cuesta entrar en los encuentros y muchísimo más cerrarlos definitivamente. Tira sus ventajas con la misma facilidad que tumba a sus rivales apelando a la épica y abusando de los goles salvadores de Sergio Ramos.
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