Florentino Pérez es hombre de pocos amigos. En presidente del Real tiene mano de hierro cuando la suerte del Madrid está en juego.
Cuentan en los despachos de la T4 del Bernabéu que el mosqueo que lleva Pérez con su homólogo en el Atlético, Enrique Cerezo, es de aúpa.
El bloqueo rojiblanco al acuerdo cerrado entre el Real y Theo Hernández, y la presión que se está ejerciendo desde la zona noble del Calderón para que el futbolista no elija al Marida y, en caso de salir, se decante por el Barça, colman el vaso de la paciencia de Florentino.
El aviso llega alto y claro: si el Atlético no cede en sus empeño de dinamitar la llegada de Hernández al Bernabéu, pasarán al ataque.