Ojo. El Barcelona lleva un mosqueo de mil demonios con la Liga, y quizá Champions, del Real Madrid.
En el Camp Nou los palos empiezan apuntan preocupantemente cada vez al presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, y a su cerebro en el mercado, el director deportivo, Robert Fernández.
El vestuario señala a las alturas como los grandes responsables de unos fichajes que son el hazmerreír de Europa y han llevado al segundo mejor Barça de la historia –después del de Pep Guardiola- al suicido.
Messi y compañía se plantan: quieren/exigen jugadores de nivel y no más morralla. Y en el club cada vez son más los voceros del presidente que avisan de la necesidad de cerrar un fichaje bomba e ilusionante por igual.