Ernesto Valverde llega a Barcelona con las ideas claras. El técnico extremeño planea una revolución en el conjunto azulgrana para devolver al club a al élite del fútbol europeo. Para lograrlo necesitará sacrificar a una vaca sagrada del vestuario.
El Txingurri piensa en un cambio de sistema: pasar del histórico 4-3-3 al 4-2-3-1. Valverde está convencido de que así el equipo mejorará, aunque ello signifique sentar en el banquillo a Andrés Iniesta.