El Real Madrid 2017-2018 echó a andar. Lo hizo en Santa Clara (California) bajo el amparo de miles de espectadores y dejando una imagen irregular, propia de un debut en pretemporada y de este tipo de partidos veraniegos. La International Champions Cup vio el primer partido del vigente campeón del torneo, pero lo cierto es que en este estreno el equipo de Zinedine Zidane fue bastante parco en cuanto a espectáculo y sensaciones positivas. El empate (1-1) al final de los noventa minutos se deshizo con un triunfo del United en los penaltis. Lindgaard y Casemiro marcaron los goles.
Decíamos que hubo poco espectáculo. Más bien todo lo contrario. Con los titulares de inicio y los suplentes (y algún que otro juvenil) al final, el Madrid ofreció una imagen muy floja de primeras, arreglándolo los niños en un segundo tiempo que finalizó con un aburrido empate, tras el cual los Diablos Rojos se llevaron la victoria en una tanda de penaltis que quedará para la historia por lo lamentable de su calidad: siete fallos en diez lanzamientos, y un solo disparo acertado por parte madridista. De Gea fue héroe ante el equipo que le ha querido en los últimos años.
Es cierto que en este tipo de encuentros el marcador importa poco. Lo que cuenta es la imagen, el rodaje y las sensaciones. El Real Madrid demostró estar todavía muy verde, y las decisiones de Zizou cortaron de raíz las pocas expectativas extra que podía haber en el choque. El francés dejó sin jugar a casi todos los nuevos (los sub 21) por llevar pocos días de trabajo. Sí debutó Theo, que aunque falló su penalti en la tanda provocó (y muy bien) el del empate en el partido, obra de Casemiro, que luego también fallaría en la lotería final. Buenos minutos del ex rojiblanco, posiblemente lo único positivo del partido.
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