No. Messi no quiere ni oír a hablar de la llegada de Paulinho al Barça. El crack argentino lidera una línea de pensamiento que se impone en el vestuario azulgrana: los fichajes/incorporaciones deben cerrase para mejorar el equipo y no para contentar a uno de sus miembros, es decir: Neymar.
La presión de ‘Ney’ está sacando los colores a un Valverde que se ha visto obligado a bajarse los pantalones para aceptar la llegada del amigo del ‘11’, Paulinho. Un jugador de 29 años, que sobrevive en China y por el que el Guangzhou pide un mínimo de 40 ‘kilos’.
Una operación que está siendo cualificada desde dentro como una locura, y mas, si se tiene en cuenta que la medular, lugar natural de Paulinho en el campo, sufre ‘overbooking’.
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