Dos partidos de pretemporada, unas sensaciones algo agridulces sin llegar a estallar las alarmas, falta de gol y un par de insinuaciones de Zinedine Zidane han bastado para que Florentino Pérez tome la decisión. Si existían dudas acerca de si el Real Madrid iba a forzar o no su maquinaria este verano para incorporar a un delantero a sus filas, o iba a esperar al año que viene, la venta de Álvaro Morata y las derrotas ante los dos equipos de Manchester ha dejado bien claro que hace falta un refuerzo para el ataque.
El gran objetivo es Kylian Mbappé. El delantero del Mónaco ha rechazado sistemáticamente los cantos de sirena de media Europa y sigue esperando al Real Madrid. Sin embargo, el club del Principado se ha enrocado pidiendo cantidades de récord por un jugador de tan sólo 18 años, detalle que está retrasando y alejando constantemente cualquier tipo de acuerdo. Se prevé que Mbappé vista de blanco antes del 31 de agosto sea como sea, pero todavía existen dudas.
Por ello, el Madrid baraja diferentes alternativas si finalmente no puede hacerse con la gran perla del fútbol europeo. En su agenda figura Ousmane Dembele, delantero del Borussia Dortmund y otra de las grandes sensaciones jóvenes del viejo Continente.