El discurso habitual es bien conocido en estas fechas, y también cierto: los partidos amistosos de pretemporada no tienen por qué ir siempre bien en el marcador. Son citas en las que hay que rodarse, coger tono físico y también aprender automatismos y ponerse a punto de cara a la temporada; hacer experimentos y muchos cambios. Pero aun así, en un club como el Real Madrid, cosechar más de un tropiezo a lo largo del verano sorprende, y es síntoma de nervios o dudas.
No de puertas para dentro, pero sí hacia fuera. Bien lo saben Zidane y Florentino Pérez, que son muy conscientes de que ni la imagen ni el juego desplegado por los blancos en la International Champions Cup, que ya ha terminado, han satisfecho las expectativas que hay puestas en el doble campeón de Europa este año. Un conjunto al que todos querrán ganar. El equipo a batir, pero que al mismo tiempo se ha reforzado como para seguir siendo superior al resto. Y por ahora, el haber caído contra los dos equipos de Manchester y especialmente ante el Barça en el Clásico de Miami, además de escocer, siembra la semilla de la duda.
“¿Y si no somos tan buenos?”. No es una pregunta que se hayan hecho en el vestuario del Real Madrid que nosotros sepamos, aunque no sorprendería que alguno de los futbolistas se lo haya preguntado para sí mismo en estos días. Quienes sí han empezado a retorcerse ligeramente en el asiento son algunos aficionados merengues a una semana de la Supercopa de Europa.
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