La Supercopa de España deja, sin duda, una crisis profunda en Barcelona, con un proyecto deportivo, el de Ernesto Valverde, que comienza herido (no sabemos si de muerte) por la marcha de Neymar, el descontento generalizado del público con el club, la ausencia de ilusión en cuanto a los posibles fichajes y una deriva cada vez más errática. Pero deja todavía más mosqueado a un Real Madrid que conquistó el Camp Nou a base de golazos. Y es que lo sucedido anoche con el colegiado, De Burgos Bengoetxea.
La acción en la que el árbitro expulsó a Cristiano Ronaldo con la segunda cartulina amarilla por, según el trencilla, simular un penalti de Umtiti es, cuanto menos, dudosa. Pero desde luego en ningún caso merecedora de cartulina y menos aún la segunda, si acaso simplemente falta. Ni Ronaldo ni tampoco el vestuario del Real entendieron este hecho, que dejó al equipo blanco con uno menos (y ya van cuatro expulsiones madridistas en los últimos cinco Clásicos) y que, aunque después no tuvo su repercusión en el marcador, pudo haber decantado la Supercopa para el bando azulgrana.
La caseta merengue era un poema tras el choque. «Jamás hemos visto algo así», rezan los pesos pesados, tal y como recoge el diario MARCA, una reflexión enmarcada dentro de un ambiente ya muy encendido por lo que considera es algo habitual cada vez que juegan contra el Barcelona.
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