En mitad de una profunda crisis de juego, resultados y sobre todo, de identidad e ilusión, el Barça afronta el comienzo de Liga con la moral bajo mínimos y sumido en una guerra civil interna que poco puede esconderse ya ante los medios de comunicación.
Los constantes ‘dardos’ que el vestuario y la directiva llevan lanzándose desde hace días tuvieron su punto álgido después de la ida de la Supercopa en el Camp Nou, y aunque han cesado después del choque de ayer, la derrota contundente ante un Real Madrid muy superior volvió a provocar que la entidad lanzase mensajes contradictorios como respuesta a lo ocurrido.
Mientras que Gerard Piqué volvió a erigirse en la voz de la angustia del vestuario con unas declaraciones que nunca había tenido que pronunciar antes («por primera vez en nueve años, siento que somos inferiores al Real Madrid»), Pep Segura, el hombre bajo los focos desde que atacase al central culé tras la ida, volvió a dejar un ‘dardo’ un tanto agrio en sus análisis: «el Madrid ha metido goles con algo de suerte». Es evidente que futbolistas y directivos no van de la mano, algo que no hace sino profundizar aún más en esa sensación de caos absoluto que transmite el Barcelona a día de hoy, sin aparente luz al final del camino.
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