El madridismo vive uno de sus mayores momentos de felicidad en muchos años. Tras conquistar la Supercopa de España este miércoles con un baño al Barça en el partido de vuelta en el Santiago Bernabéu, muy pocas cosas pueden perturbar la alegría de la afición merengue, que ya ha celebrado dos títulos oficiales cuando todavía no hemos llegado ni al mes de septiembre. Sin embargo, ahora que empieza la Liga Zidane tiene una papeleta complicada: volver a ‘enchufar’ a los suyos en la competición de la regularidad como el año pasado, teniendo en cuenta que habrá muchas dificultades para que jueguen todos.
Ya hemos contado en Don Balón que la explosión de Marco Asensio propicia cada vez más que Gareth Bale empiece a ‘chupar’ banquillo de forma habitual si no consigue alcanzar su punto álgido de forma física, algo que puede redundar en un auténtico problema en el vestuario blanco y que Zizou no puede esquivar de ninguna forma, ya que no piensa cortar la progresión del jugador más enchufado que tiene en estos momentos. Por otro lado, los movimientos de Florentino Pérez en el mercado al mismo tiempo que el Real Madrid gana títulos pueden traer a un jugador más al grupo, con la consecuente competencia extra.
Y a estos dos factores se suma una ‘batalla interna’ que presidente y entrenador siguen manteniendo respecto a la plantilla: Zidane no quiere que se le marche nadie más, salvo la apalabrada salida de Rubén Yáñez para convertir a su hijo Luca en el tercer portero del plantel.
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