Si ya la temporada pasada estuvo muy cerca de ver su final después de toda una vida (literalmente) en el banquillo del Arsenal, Arsene Wenger puede arrepentirse ahora de haberse aferrado de cualquier forma a ese asiento. Toda la gloria que ha ido acumulando con los años la está perdiendo a pasos agigantados ante una afición que cada vez está más harta de él, y llevamos únicamente tres jornadas en la Premier League. El título de la FA Cup del año pasado salvó su cabeza, pero parece que ha sido sólo un espejismo.
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