Paulo Dybala estuvo a punto de convertirse en el relevo de Neymar en el Barça el pasado verano. El nombre del crack argentino de la Juventus se manejó muy seriamente como posible sustituto del brasileño, quien protagonizó la operación más sonada de la historia del fútbol después de que el PSG abonara los 222 millones de euros de su cláusula de rescisión para convertirlo en la nueva estrella del conjunto parisino. La entidad barcelonista, con todo, decidió finalmente descartar al jugador de la Vecchia Signora y enfocar todos sus esfuerzos en los fichajes de dos jugadores: el brasileñño Philippe Coutinho, del Liverpool, y Ousmane Dembélé, del Borussia Dortmund. De los dos, sólo Dembélé terminó por vestirse de azulgrana.
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