La cara de Leo Messi al término del Argentina-Perú (0-0) era la viva imagen de la frustración.
El crack del Barça, que lideró, una vez más, el juego de ataque del combinado albiceleste, volvió a encontrarse solo ante todo/todos para firmar un empate que deja a Argentina pendiente del último choque contra Ecuador para meter la cabeza en el Mundial de Rusia o, al menos, optar a la repesca.
Un frustración, la no sentirse acompañado, que conocen bien en el Barça, en concreto un Luis Suárez que conoce de primera mano el sufrimiento/malestar de Leo por no lograr lo que consigue en el Barcelona jugando con Argentina.
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