También marcaron Casemiro e Isco

El gran Marco Asensio alegra la vida al Real Madrid

Fue autor de un golazo que sentenció el partido ante una floja U. D. Las Palmas

El gran Marco Asensio alegra la vida al Real Madrid
Marco Asesino y Marcelo (REAL MADRID). RM

Como escribe Hughes en ‘ABC’ este 6 de noviembre de 2017, laLa gente hablaba de Morata antes del partido. Se podría hablar también de Higuaín, ya lanzado con la Juventus. Benzema ha «echado» del Madrid a los dos. Es el «raulismo» de esta generación.

En algunas alineaciones, a Benzema lo ponen antes de Cristiano, como si ya viniese de 7 en lugar de 9. A la vista de todos se ha transformado en un segundo punta. Puede acabar de interior. A veces parece que le quiere coger el sitio a Kroos.

La primera acción del partido fue una pérdida suya. Y en el minuto tres se quedó solo ante Lizoain en una contra, con el resultado acostumbrado. Empezaron los silbidos del público. No dio pie con bola (literalmente) durante toda la primera parte. En la segunda se metió en un lugar interno del equipo alrededor de la mediapunta que solo conoce él.

El equipo no está bien y lo más sencillo es focalizar en él la frustración. Pero tampoco es que no lo merezca.

La delantera es un problema, aunque el mayor riesgo este año está en la defensa. Los recursos justos y jugadores muy jóvenes. Debutaba Vallejo en el Bernabéu. Nada que ver con Pepe. Se notó en el primer cuerpo a cuerpo con Calleri. Le falta aún coger peso. Sufrió unos minutos, pero muy rápidamente fue cogiendo el sitio. Es un jugador mental, hipnótico, con una zancada estupenda, y mucha extremidad. Está entre Sanchís y Pavón.

Mejor que Pavón, al que recuerda por esa pasmada concentración de buen chico que en su caso es aún mayor. Es un viejo-joven. Un canterano butragueñizado. ADN madridista, entre el señorío y la robótica. Empezó a ganar por anticipación, a recuperar balones y a iniciar el juego con prontitud y aseo. Al lado de Nacho se le veía más central. Hay madera y necesita partidos.

Vallejo y Benzema exigen dos paciencias distintas. El segundo la pide, el segundo la prueba. El Madrid ha comprado tiempo este verano y necesita dar meses de competición a los jóvenes. El impacto a largo plazo en la estabilidad económica y en la cohesión del vestuario puede ser importante.

Las Palmas intentó de inicio salir con elegancia y tener la pelota. Durante algunos minutos el Bernabéu escuchó en silencio y hasta con miedo los «pío, pío». Vitolo se quedó solo ante Casilla y la tuvo que sacar Vallejo.

El Madrid depende mucho estos días de Isco, y el Iscocentrismo, quizás exagerado, está devolviéndolo a viejos vicios. La vuelve a tocar demasiado. Se ha vuelto al caracoleo.

El Madrid mejoró su juego a partid de la media hora. Cristiano se movió por el extremo derecho, Casemiro subió al ataque (el equipo necesita su empuje) y Kroos y Marcelo mejoraron un poco su juego. Benzema seguía comatoso: pérdidas y algún remate fallido.

Kroos y Benzema forman parte de eso que se llama el «pasillo de seguridad» del Madrid, pero a veces resultan invisibles.

Pudo marcar Cristiano en esos minutos. Estuvo más conectado con el equipo. Un efecto del Iscocentrismo fue separar un poco a Cristiano de los medios. Estas semanas ha habido mucho toque, mucho merodeo alrededor del área, pero pocos pases a Cristiano; se le ha llegado a ver desasistido y hasta incomprendido, como si el juego de toque no terminase de llegar nunca y a cambio se hubiese perdido la tradicional verticalidad que pasaba por él.

Al final de la primera, en unos minutos de juego más rítmico y alegre, vino el gol de Casemiro. Un remate de cabeza en el segundo palo tras un balón parado.

El juego de Las Palmas siguió vivo unos minutos. Llegó por Castellano y por Vitolo, que quiso provocar un penalti.

En el Madrid se podían comparar dos estilos de participación. El de Isco, ya comentado, y el de Asensio, de rapidez y primeros toques. Nunca más de tres. En estas semanas está mejorando su intervención en el juego y su frecuencia. Eso no se ve mucho, pero está ahí.

Lo que conocíamos de él, su espectacular impacto en el gol, volvió con el 2-0, un zurdazo duro y seco que llevó a la escuadra un balón suelto en el área, mal despejado por Lizoain.

El portero, que había estado bien toda la noche, le sacó luego una buena mano a Kroos en otro chut lejano.

El partido se abrió más, los equipos se alargaron y el Madrid pareció algo destartalado hasta la contra el tercer gol, una de las mejores cosas que ha hecho este mes: una salida temblorosa de Llorente la aceleró Asensio y Cristiano la condujo como extremo hasta Isco, que tuvo el mérito de llegar a la velocidad de los dos.

En la celebración del gol fue sustituido Benzema, así que los pitos se ahogaron en la felicidad.

El partido se quedó en los intentos de Vitolo en el ataque amarillo; la proverbial moral del Alcoyano bien podría ser ya la de Ayestarán.

Y el Madrid acabó con Ceballos, Llorente, Asensio e Isco rodeando a Cristiano, viudo de gol, pero paternal.

El club, que últimamente ha mejorado mucho su capacidad de comunicación (hasta el punto de llegar a ser excesivamente enfático en ocasiones) no está sabiendo «vender» su apuesta por la juventud esta temporada. Es algo nuevo y hasta radical en la historia reciente del club (se parece un poco a aquel «Zidanes y Pavones», pero mejor hecho) y quizás merece perspectiva.

Marco Asensio (DB-PD)

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