La revolución francesa del siglo XXI. Un 4 de enero de 2016 Florentino Pérez presentaba en el Bernabéu a Zinedine Zidane, viejo talismán para sus sueños, como solución para el maltrecho Real Madrid. Entonces arrancó la denominada segunda edad de oro del club blanco, campeón de casi todo, y en ocasiones por duplicado, con el entrenador galo, que rompió todas las estadísticas en un puesto donde no suelen salir las cuentas, allí por donde habían pasado 10 entrenadores desde 2003, en plena época de esplendor del Barça de Messi.
Desde la tranquilidad y sin estridencias, sin reinventar la forma del balón, que seguía siendo redondo, Zizou recuperó la estética y el ritmo triunfal del Madrid, que ha ganado ocho títulos con el preparador francés, uno cada 14 partidos, desde aquella mañana de enero donde Florentino apostó otra vez por su fichaje fetiche, por otra volea para la historia, según recoge Jesús Sánchez en Marca.
No se le recuerdan grandes artificios tácticos, pero sí una brillante gestión del vestuario y una convencimiento desbordante en el poder del futbolista con confianza. Fue un jugador tan bueno, tan especial, que nunca terminó de pasarse al otro lado de la fuerza. La conexión con los miembros de su plantilla resultó espléndida, como si fuera uno más del grupo que le tocó dirigir. Siempre les entendió. Y pretendió ser justo con ellos en un reparto de roles que todos asumieron como correcto con los matices lógicos de la insatisfacción del competidor que aspira a jugar más.
Fuente original: Marca/Leer más
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