Después de una semana en la que el calendario le había dado un respiro al Real Madrid, y con el parón de selecciones en el horizonte, la visita del Girona al Bernabéu estaba marcada por Zidane como el momento perfecto para seguir creciendo. El técnico volvió a mover su árbol favorito, el de las rotaciones. Asensio y Lucas volvieron a escena, otros como Bale o Isco tuvieron que sentarse en el banquillo.
Lo cierto es que la puesta en escena del Real Madrid fue muy buena. Dominando la pelota, con mucha movilidad de todos los jugadores. De hecho, a los seis minutos de partido, una asistencia de Benzema para Lucas Vázquez dejaba al gallego solo delante del portero del Girona. El canterano del Madrid, a la altura del punto de penalti, no terminó de darle la mejor de las precisiones a su golpeo de balón. Le salió demasiado centrado y el cancerbero del Girona pudo sacar el remate con más intuición que otra cosa, según recoge David Jorquera en Defensacentral.
Al contrario de lo que le ha sucedido al equipo en otras ocasiones esta temporada esta vez sí hubo premio a su mayor dominio. Una jugada ensayada de los de Zidane, tras un saque de esquina, hizo que Kroos pusiera un envío al punto de penalti, raso, para encontrar la pegada con la zurda y al primer toque de Cristiano Ronaldo. El portugués hizo diana en la red del Girona con un gran golpeo que conjugó la fuerza justa y la mejor de las colocaciones. El Madrid mandaba en sensaciones y, lo que era más importante, también en el marcador.
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