Pocas veces, sin la necesidad de un gol, un partido empezó con tantas cosas que contar. No ya por la alineación de Zidane, en la que Benzema se volvió a quedar fuera, sino porque desde el inicio se vio que estábamos ante un partido grande, de detalles y de calidad.
Y es que el Madrid recibió su primer susto a los 20 segundos de partido. Una presión muy arriba de James cuando Carvajal intentaba despejar la pelota terminó con el cuero rechazado en el colombiano y los pies de Lewandowski. El centro del polaco al segundo palo buscando a Müller no lo acertó a enganchar el alemán por muy poco. A renglón seguido, todavía sin llegar al primer minuto, el colegiado le perdonaba la amarilla a Boateng por una clara falta sobre Isco cuando el malagueño se marchaba por la banda, según recoge David Jorquera en defensacentral.
El ritmo era frenético porque así lo deseaba el Bayern. En este ida y vuelta, el jugador de cristal, Robben, se lesionaba y tenía que dejar el terreno de juego a los ocho minutos de partido. El holandés se marchó muy enfadado porque intentó probarse, pero no le dejaron por si podía agravar su lesión en el intento.
Tras esos instantes de locura, el Madrid pasó a dominar la pelota y con ello también el ritmo. Todo más pausado, con más contacto con la pelota. Era la idea de Zidane y se estaba empezando a plasmar sobre el campo. Eso sí, con lagunas. Las de toda la temporada. El Bayern aprovechó un saque rápido que pilló a Marcelo fuera del terreno de juego en la posición del extremo izquierdo para soltar una contra rápida. Si el agujero del brasileño por su banda ya había sido notorio, el error de Keylor Navas terminó por ‘gafar’ la jugada. El lateral de los locales, Kimmich, llegó por su banda y sorprendió al portero merengue golpeando a portería en lugar de buscar el centro. El de Costa Rica se venció a su derecha mientras la pelota le superaba a su izquierda. Un error de intuición. Grave y en un momento complicado
El Madrid acusó el golpe del 1-0 y empezaba a vivir sus peores minutos en el partido. Sin embargo, si cuando mejor estaban los de Zidane encajaron un gol, cuando peor lo pasaban lograron el empate. En esta ocasión se podría decir aquello de ‘lo que Marcelo te quita, Marcelo te lo da’. El brasileño enganchó un gran remate desde la frontal del área que estampó en la red de la meta alemana. Un gol psicológico, salvador. Más que necesario por cómo se había puesto todo
En un partido de detalles cualquier error se podía pagar caro. Al Madrid le costó encajar un gol pero también marcar otro, el 1-2. Una pelota que perdió Rafinha le dio a los blancos la posibilidad de soltar una contra con dos de sus jugadores más rápidos, Lucas y Asensio. El mallorquín había salido al campo tras el descanso y la ‘montó’ en la primera que tuvo. La galopada de los dos galgos madridistas acabó con Marco delante de Ulreich mostrando su ‘nerviosismo’ (nótese la ironía). La definición del joven jugador madridista fue perfecta, buscando el ángulo. Imparable. El Madrid había remontado el resultado en dos zarpazos siguiendo el mismo camino de la pasada temporada.
El Madrid empezó a dar por bueno el 1-2 y, por momentos, los de Zidane defendieron excesivamente atrás. Eso hizo que Keylor Navas enmendara su error con una gran parada a Ribery y una salida felina ante Lewandowski que incitó al polaco a fallar un mano a mano. Al final, el Madrid se llevó un gran resultado de Múnich, su tercera victoria consecutiva allí, y volverá a contar con el Bernabéu para rematar su pase a la gran final. Kiev está más cerca.
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