Frío como un témpano, sabiendo que el Real Madrid se jugaba el líderato, Sergio Ramos se fue al punto de penalti y marcó su gol número 68, abriendo el camino para la victoria blanca ante la Real Sociedad.
Y con ese tanto se ha convertido en el defensa más anotador de la historia de la competición.
El de Camas, que este 21 de junio de 2020 se lesionó tras chocar con Isak justo después de lanzar ese penalti, supera a Ronald Koeman y lidera una estadística en la que teóricamente no tiene por qué hacerlo.
La capacidad arriba del central madridista no es únicamente desde el punto de once metros. Koeman marcó 67 goles en Liga, pero 46 de ellos fueron de penalti. Ramos, en cambio, ha hecho ‘sólo’ 12 de sus dianas desde ahí.
Para el Real Madrid, y para la selección española ya que también ostenta el récord, contar con la capacidad goleadora de Ramos es un ‘plus’ a la hora de plantear su estrategia. Su capacidad de salto y remate de cabeza, como demostró en las últimas Champions conquistadas por el equipo blanco, hablan por sí mismas.
Y hubo algunos valientes que siguieron el camino abierto por Antonín Panenka.
Por ejemplo, el gran Andrea Pirlo y sus nervios de acero… ?@Pirlo_official | @Vivo_Azzurro pic.twitter.com/r11n4x4E4v
— UEFA.com en español (@UEFAcom_es) June 20, 2020
La celebración del récord no pudo ser completa para Ramos.
En el partido en el que el Real Madrid se alzó con el liderato de LaLiga, el capitán blanco tuvo que retirarse antes de tiempo tras un golpe con Isak, por el que le colocaron una bolsa de hielo durante un buen rato para bajarle la inflamación.
Se someterá a pruebas que determinarán si todo se ha quedado en un golpe o realmente sufre alguna lesión de consideración.
VIDEO / La juerga de Sergio Ramos con los hinchas del Real Madrid lo peta en redes
Una imagen tan habitual en el fútbol alemán como la del capitán recogiendo el megáfono del fondo más animoso de su estadio tuvo ayer su réplica en el Santiago Bernabéu con Sergio Ramos.
Al término del partido frente al Bayern de Múnich, con el pase a la final ya macerando en el zurrón, el capitán blanco encabezó el regreso de la plantilla blanca al campo, ya en chanclas y con las pulsaciones a la baja, para entonar una retahíla de cánticos junto a sus aficionados.
