Pese al empate y pese a la nefasta actuación de Hernández Hernández, el equipo salió reforzado del Camp Nou.
Realizó un gran fútbol, maniató al Barcelona por momentos y estuvo muy cerca de la victoria.
Durante largos tramos del encuentro, los de Valverde estuvieron a merced de lo que dictaron los centrocampistas madridistas.
Modric, Kroos y Casemiro recuperaron la mejor versión, la confianza y el rendimiento que parecían haber perdido en los últimos tiempos.
El enfado en el vestuario era evidente pero, antes de que los protagonistas salieran ante los medios, el míster pidió calma y cautela: “no entramos en el tema arbitral. Nosotros a lo nuestro”. La final de Kiev está muy cerca. Todas las fuerzas y todo el trabajo tienen que ir enfocados a que los futbolistas lleguen a tope a la gran final contra el Liverpool.
La décimo tercera es el anhelo de todos los madridistas para seguir haciendo historia en Europa, para aumentar la leyenda del mejor club del mundo y por qué no decirlo, para fastidiar un poco a los barcelonistas. El odio hacia el Madrid en Barcelona es evidente. Los triunfos madridistas les enervan y en el vestuario hay muchas ganas de seguir cabreando a los infelices del Camp Nou. Ni árbitros ni gaitas, a ganar la orejona para poner de nuevo las cosas en su sitio.