¡Hala Madrid! Hay que empezar a creer y volver a soñar con Liga, Copa, Champions y lo que se tercie.
.El Real Madrid eligió este 9 de noviembre de 2019 Ipurua, un campo complicadísimo donde el pasado año encajó una derrota humillante, para mostrar su potencial, lo que es capaz de hacer cuando juega bien.
Con Benzema como goleador, con Hazard estelar, con Valverde en todos sitios, hasta goleando, con Courtois echando el candado…
Una actuación coral brillante que invita a soñar.
Sin rotaciones masivas, cada día mejor, más fiable, el equipo de Zidane se instala en lo alto de la tabla.
Descansaba Rodrygo después de su exhibición en Champions League. También Kroos. Entraban Modric y Lucas Vázquez, el protegido de Zizou.
El resto, los mismos de los últimos partidos con Valverde consolidado como titularísimo y Mendy en lugar del lesionado Marcelo.
El juego fluido y vistoso del Real Madrid pronto tendría su premio. En el 16 Benzema se marcó un jugadón espectacular en el área.
Bailó chotis con la pelota en una baldosa de césped y sentó a su par. Su disparo fue rechazado por la zaga armera pero el rechace le cayó a Hazard y de nuevo a Benzema que marcaría en el segundo palo.
A partir de entonces, Ipurua se convirtió en un patio de recreo para el Madrid, dueño y señor de cada palmo de terreno.
Cuando el reloj alcanzó los 30 minutos, el conjunto blanco ya ganaba por 0-3, merced a sendos penaltis sobre Hazard y Lucas Vázquez.
Ramos convirtió el primero y le cedió el balón a Benzema el segundo, quien honró el gesto enviando el balón al mismo rincón de la portería que lo había hecho nueve minutos su capitán.
Sólo tras el tercer gol levantó el pie el Madrid, lo que le permitió al Eibar aterrizar por fin en el encuentro, aunque fuera media hora más tarde de lo recomendado.
Su problema -además de los tres goles en contra, claro- fue que Valverde no le pasó ni una porque el uruguayo no conoce el significado del verbo contemporizar y atajó cualquier atisbo de peligro armero.
El centrocampista encontró con el cuarto gol el merecido broche a su inmenso partido, ya en un segundo tiempo totalmente accesorio, que al menos le sirvió a Zidane para repartir cariño en forma de minutos a Vinicius, Isco y Brahim. Todo le salió de cine al Madrid.