El incidente ocurrió durante un partido que homenajeaba al dictador Mamadi Doumbouya. La avalancha se desencadenó tras las protestas de los aficionados por decisiones arbitrales.
Según testigos, los disturbios comenzaron después de la expulsión de un jugador en los minutos finales del encuentro.
Las manifestaciones incluyeron lanzamientos de piedras, lo que provocó la intervención de las fuerzas de seguridad
Los servicios hospitalarios y la morgue de la región se vieron colapsados por la cantidad de heridos y fallecidos.
Videos en redes sociales mostraron numerosos cuerpos inertes y escenas de confusión en las calles
El primer ministro Amadou Oury Bah deploró los incidentes y llamó a la calma a través de su página de Facebook. Prometió castigos para los responsables de estos trágicos acontecimientos.
El Frente Nacional para la Defensa de la Constitución (FNDC) expresó su indignación y responsabilizó a la junta militar en el poder, acusándola de usar cínicamente el deporte con fines políticos.
Esta tragedia se suma a una lista de incidentes similares en estadios de fútbol alrededor del mundo, recordando la importancia de la seguridad en eventos deportivos masivos.