La historia en White Hart Lane da un giro inesperado. El Tottenham Hotspur, esa institución histórica del norte de Londres, enfrenta el fin de una época: el adiós de Heung-min Son, su líder, su maestro en la banda y referente absoluto de la grada.
El surcoreano, que a sus 33 años dice adiós al club, deja una herida profunda pero también una tentadora oportunidad: el extremo izquierdo del ataque spur queda huérfano y listo para ser reclamado por una nueva estrella.
Bajo la atenta mirada del presidente Daniel Levy, el Tottenham ya ha puesto nombre y apellidos al deseado heredero: Rodrygo Goes. El internacional brasileño, con apenas 24 años, vive días de incertidumbre en el Real Madrid. Aunque el carioca nunca ha declarado oficialmente su deseo de abandonar el Bernabéu, lo cierto es que sus minutos de gloria se han visto mermados bajo el mando de Xabi Alonso, relegado por la pujanza de Gonzalo y el aterrizaje de Franco Mastantuono.
Pero Londres llama con fuerza. Rodrygo, limitado en Madrid por la imparable presencia de Vinicius Jr. en su banda predilecta, vería cómo en la Premier podría reencontrarse con su mejor versión. Por si fuera poco, el inminente ahorro salarial tras la marcha de Son —más de 11 millones de euros brutos por temporada— abre al Tottenham una ventana de oportunidad para una ofensiva con todo por la joya brasileña.
El dinero, esta vez, no parece freno. El club, revitalizado por la llegada de un nuevo inversor estadounidense y el regreso a la Champions, quiere poner la guinda al proyecto y Rodrygo es la obsesión. Sin embargo, el camino no es directo: antes, los Spurs concentran sus esfuerzos en cerrar la llegada de Palhinha, el mediocentro portugués que reclama al flamante técnico Thomas Frank.
Y por si la empresa no fuera lo suficientemente compleja, el Tottenham mira de reojo a otro gigante: el Liverpool. Los de Anfield, tras dejar en pausa el fichaje de Rodrygo por sus propios movimientos con Isak y la eterna búsqueda del ‘9’ ideal, mantienen sus cartas escondidas, listos para entrar en la partida si el mercado vuelve a agitarse.
En las oficinas de los Spurs y entre la fiel hinchada de Lilywhites crece la expectación: ¿será Rodrygo el sucesor digno de Son? ¿O el sueño británico sucumbirá ante una nueva puja o los dictados del destino? Londres espera, expectante, el desenlace de un verano que promete emociones fuertes y, quizás, un nuevo ídolo al que corear desde las graduadas.

