Guerra dice que el texto «mejoró muchísimo» con negociación y que sin cambio «los poderosos arrasarían» el país

El presidente de la Fundación Pablo Iglesias, Alfonso Guerra, ha reconocido este domingo que el texto sobre la reforma constitucional para fijar el límite de gasto «ha mejorado muchísimo» durante el proceso de negociación con los grupos y ha advertido de que, en caso de no haberlo llevado a cabo, «los poderosos» hubieran «arrasado» el país.

Guerra, que ha tomado parte este domingo en la fiesta minera asturleonesa organizada por la SOMA-FIA-UGT en Rodiezmo (León), ha puesto de manifiesto que el texto «se ha mejorado muchísimo con la negociación» y ha aclarado que, pese a que «algunos gobiernos» están «encantados» de tener «poco margen», otros «tienen que tragarse la píldora» de lo que «no les gusta» porque, en caso contrario, «los poderosos arrasarían el país».

Tras apostar por «decir la verdad» y no «engañar a la gente», rechazó que se haya roto el consenso constitucional y contrapuso las posiciones de la «derecha», que «aplaudía» por estar «encantada» con los recortes, y el PSOE, que considera que si no se llevan a cabo los cambios «los poderes económicos van a arrasar el país» y «hundirlo como a Grecia».

A su juicio, el presidente del BCE toma decisiones políticas «por su cuenta» y «manda cartas» a los presidentes del Gobierno europeos para decirles «lo que tienen que hacer en materia laboral» y «exigirles y amenazarles» con una intervención económica por lo que, para evitarla, se ha procedido a modificar la Constitución.

Para Guerra es «imposible» exigir a pueblos que eliminen déficit y a la vez crezcan económicamente para eliminar la deuda, punto en el que situó el futuro de Grecia –«no van a pagar porque no pueden»– aunque sí reconoció la necesidad de hacer recortes, punto en el que ironizó sobre la posibilidad de cambiar profesores por canales autonómicos de televisión.

«Yo soy contrario a llevar déficit cero a la Constitución (…). Puede haber un pequeño déficit pero para solucionar problemas urgentes de la gente», señaló antes de añadir que, en el escenario del capitalismo del siglo XXI, «los poderosos han decidido cambiar el centro de gravedad del capitalismo» ya que saben «que ganan mucho más dinero especulando con acciones y monedas».

La «codicia de unos pocos» es, por tanto, la causa de una crisis que hace que la actual sea una época «difícil y dura para los humildes, pobres y trabajadores» en la que muchos «enemigos de los humildes» se han «adueñado de muchos resortes de poder».

«Estamos en guerra, no de un estado contra otro sino de la economía contra los pueblos, de quienes la dominan contra los pueblos (…) Han descubierto que hay maneras de ganar mucho dinero sin tener las molestias de los trabajadores», aseveró antes de recordar que se «atosiga» a los pueblos europeos y se «deja al margen» a sus gobiernos».

Por ello, abogó por «convencer a los demás» de que «hay que saber poner el tino, la diana donde hay que disparar políticamente» ya que «el enemigo es la derecha que toma los recortes como un placer porque lleva lo publico a lo privado y hace negocio».

El paro, por último, es el «gran drama» a combatir y, aunque en el futuro las perspectivas a corto y medio plazo en el mundo «son malas», la solución, consideró, no llegará de la mano de los «conservadores».

«la crisis que padece el mundo es por la aplicación de las ideas conservadores, de la derecha», aclaró Guerra, quien defendió su presencia en Rodiezmo por una cuestión sentimental: «vengo porque amo a mi país, quiero a España, pero también a mi tierra, Andalucía y a mi segunda tierra, Asturias».

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