Sólo el factor humano puede privar a los Mercedes de un doblete en Mónaco. La superioridad de la escudería alemana es tal que los rivales cruzan los dedos para que sean Hamilton o Rosberg los que fallen.
Dios parece haber escuchado sus plegarias, aunque finalmente ha sido condescendiente con Hamilton. El inglés se quedó dormido y casi llega tarde a la primera sesión de entrenamientos libres de Mónaco. Hamilton no escuchó el despertador y fue un mecánico de su equipo el que le levantó y consiguió una lancha para evitar el tráfico monegasco y llegar con el tiempo justo para iniciar la sesión.
Y es que en Mercedes todo va sobre ruedas; incluso cuando sus pilotos se quedan dormidos, las suerte les sonríe.