Dos señores solos paseando por el centro de la ciudad. Pero sí. Son Mariano Rajoy y Jorge Moragas.
Café calentito para llevar, abrigo bien cerrado y camino del hotel para seguir escribiendo. Por mi cabeza pasaban algunas de las historias más curiosas vividas hoy en Dinamarca. De repente, al doblar una esquina (literalmente), aparece Mariano Rajoy. Mi mente me abandona: «No, no puede ser él». Dos señores solos paseando por el centro de la ciudad. Pero sí. Son Mariano Rajoy y Jorge Moragas.
Cuando recupero la cordura, me doy la vuelta y les alcanzo.
«Señor Rajoy. Perdone que no quedara mirando para usted como un tonto pero es que no le ubicaba aquí».
Él me da la mano muy cortésmente y me explica que acaba de llegar para vivir de cerca esta Corazonada. Y tras los saludos cordiales echo la mano a mi bolsillo y me preparo para «disparar»…
Saco la pequeña cámara de vídeo Flip que viene conmigo a todas partes y le sugiero unas palabras para los lectores y amigos de Periodista Digital desde esta plaza del Ayuntamiento donde nos encontramos. Accede encantado. Y este es el resultado.