La policía de Melbourne vio este viernes a un notas dando el cante en Lakeside Drive, en el centro de Melbourne, en un imponente Mercedes mientras era jaleado por algunos aficionados del motor, de los miles que están estos días en Australia para asistir al Gran Premio de Fórmula 1.
Los guardias apenas podían distinguir al conductor envuelto en una nubareda de humo blanco de la goma quemada y del ensordecedor ruido de neumáticos derrapando dejando estelas negras en el asfalto en forma de ‘donut’.
Le dan el alto y le piden los papeles.
–Coño, si es Hamilton –debió pensar uno de los policías
–Como si es el Papa –le debió responder su compañero–. A este nos lo llevamos detenido por temerario.
Y así hicieron, tras inmovilizar el coche, dejándole libre en cuanto le tomaron declaración advirtiéndole que tiene que comparecer ante el juez cuando sea llamado y que se enfrenta a un multa económica cuantiosa.
«Conduje de manera temeraria y, como consecuencia, me paró la policía», confesó después el piloto británico, de 25 años, en un comunicado emitido por el equipo McLaren. «Lo que hice es una idiotez y pido perdón por ello».
El incidente se produjo justo dos días antes de la segunda carrera del Mundial de F-1, con lo que adquiere cierta gravedad.
No es la primera vez que el británico tiene incidentes con la policía. En diciembre de 2007, en Francia le retiraron el carnet de conducir cuando un radar detectó su Mercedes CLK a 196 km/h en la autopista entre Calais y Reims, al norte del país, en la que podía circularse a 130 km/h. El coche quedó inmovilizado y la policía acompañó a Hamilton a su hotel. Fue multado con 578 euros y tardó un mes en recuperar el permiso de conducir.
