Sbaraglia prepara su abordaje a Hollywood de la mano de Rodrigo Cortés

Sbaraglia prepara su abordaje a Hollywood de la mano de Rodrigo Cortés
. EFE/Archivo

El actor Leonardo Sbaraglia acaba de terminar uno de sus rodajes más intensos: de la mano de Rodrigo Cortés, interpreta (en inglés) a un mentalista iluminado en «Red ligths», un papel «corto, pero intenso» que permitirá al argentino darse a conocer en una faceta más internacional.

«Nunca me había planteado el salto al cine norteamericano porque mi salto fue a España», explica el actor en una entrevista con EFE.

«Ese fue el paso que yo di; en Argentina estamos muy lejos de todas partes -dice, luciendo su conocida y hermosa sonrisa-, y el impulso y la energía que yo me tomé entonces para venir a España fue muy grande para mi».

Diez años después de su llegada a Madrid, donde vive con su esposa y su hija, no sabe si se ve con fuerzas para ese paso, pero no lo descarta. «Uno tiene que pelear por conseguir las mejores condiciones para su trabajo y creo que en EEUU efectivamente las hay y …bueno, si sigue apareciendo esa alternativa, hay que tomarla: uno debe seguir creciendo y desarrollando su trabajo», responde.

Finalista de los premios HBO Latin America por su trabajo en la serie de televisión «Epitafios», ha regresado a las pantallas españolas con «Sin retorno», ópera prima de Miguel Cohen, asistente del reputado director argentino Marcelo Piñeyro, con quien Sbaraglia rodó, entre otras cintas, «Las viudas de los jueves» (2009).

Tiene pendiente de estreno «El campo», de Hernán Belón con Dolores Fonzi, y en breve la segunda película del mexicano Poncho Pineda, con el que hizo «Amor, dolor y viceversa», además de haber participado en «Vaquero», del debutante argentino Juan Minujín.

«Es un muy lindo momento» el que atraviesa Sbaraglia, quien, no obstante, recuerda que «es muy arbitrario lo que puede ir pasando en esta profesión».

«Por ejemplo, dice, nunca pensé que tendría la alternativa de trabajar en inglés y en una producción tan importante como ésta, con Rodrigo (Cortés)», un director al que no solo aprecia, sino al que le une una común visión «amorosa y apasionada» por el cine, con el que rodó su ópera prima, «Concursante» («2007).

Sobre este tercer largometraje del salmantino, que Cortés está rodando en Barcelona con Robert De Niro y Sigourney Weaver, Sbaraglia explica que no puede contar mucho, salvo que tiene un guión «espectacular», pero, «bueno -apunta-, tampoco se sabía mucho de ‘Buried’ (2010), que por cierto ‘encantó’ en EEUU».

Califica el guión de «muy pruritoso», dice que su participación es «pequeña pero picosa, que dicen los mexicanos», y su papel contundente: «es tremendamente atractivo para cualquier actor».

«Se trata de un mentalista, un ‘healer’, sanador y evangelista, ‘showman’ histriónico, muy intenso y verborrágico», define el actor, que se ha cortado muy corto el pelo y cubre su cabeza con un gorrito de ala corta.

Aunque no comparte escenas con el veterano De Niro sí ha ido a verle trabajar «y ha sido un placer y un aprendizaje enorme; he conversado con él, y es una persona encantadora. No me ha defraudado en lo más mínimo, ni viéndolo trabajar, ni como persona», afirma.

Con Weaver ha coincidido menos, pero «también es un encanto y una maravilla de persona, te lo dirá todo el mundo», asegura Sbaraglia, que tampoco escatima elogios para el británico Cillian Murphy, visto este año pasado en «Tron» y en «Origen», además de en «28 días después» (2002) o «Batman Begins» (2005), de quien dice que «es muy normal».

El argentino también rodó con Piñeyro «Plata quemada» (2000), la película que le catapultó en España con su papel de el «Nene», dando una réplica inolvidable al «Ángel» que interpretaba Eduardo Noriega.

En 2001 recibió el Goya como actor revelación por su actuación en «Intacto», de Juan Carlos Fresnadillo.

Entre sus películas (más de treinta) figuran títulos como «El corredor nocturno» (2009), de Gerardo Herrero; «Salvador» (2005), de Manuel Huerga; «Carmen» (2003), de Vicente Aranda, «La puta y la ballena» (2004), de Luis Puenzo, o «Cleopatra» (2003), de Eduardo Mignona.

Alicia G.Arribas.

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