El Club de Campo de Madrid abonó 1,5 millones de pesetas en 2011
La familia Aznar ha decidido abonar al Club de Campo de Madrid la totalidad de los importes cobrados en 2001 por su instructor por unas clases de golf que recibió como «cortesía«, mientras que la empresa ha abierto una investigación para determinar la veracidad de las facturas.
Según ha informado el Club de Campo Villa de Madrid en un comunicado, la familia del ex presidente del Gobierno José María Aznar ha decidido abonar esa cantidad «voluntariamente» e «independientemente de que concluya dicha investigación y se determine el coste de las clases realmente impartidas».
Al mismo tiempo, la empresa, en la que el Ayuntamiento tiene una participación del 51%, ha consultado las agendas de los miembros de la familia Aznar en las fechas indicadas en las facturas y ha abierto una investigación «ante la improbabilidad de que esas clases ocasionales alcanzaran el número de horas o el importe facturado».
La investigación interna abierta, ha indicado, servirá para «determinar la veracidad del contenido de esas facturas y exigir, en su caso, las responsabilidades que procedan a quien cobró esas cantidades del Club».
El diario ‘El Mundo‘ publicó este 2 de abril de 2013 facturas emitidas por «clases de golf impartidas al señor presidente del Gobierno (José María Aznar) y su familia» en 2001 en las instalaciones de esta empresa mixta, participada al 51% por el Ayuntamiento de Madrid, por importe de 1.947.773 pesetas (11.706,35 euros).
Esta sería la cantidad que ha decidido abonar la familia Aznar, aunque el Club de Campo ha evitado incluirla en su comunicado.
‘El Mundo‘ afirma que hay cuatro recibos, dos pagados y conservados por el Ayuntamiento, un tercero que no se abonó y otro que ha desaparecido, por clases impartidas por Germán Garrido Canora.
Además, en su comunicado, el Club de Campo Villa de Madrid ha aclarado que ofreció al entonces presidente del Gobierno y su familia «la posibilidad de recibir clases de golf a cargo de un técnico empleado de la entidad», unas prácticas «que se impartieron de forma esporádica a algunos miembros de la familia, sin que la entidad tenga constancia de su número o frecuencia».
Unas clases «de cortesía»
Ha precisado que esas clases «fueron ofrecidas por el Club de Campo como una atención de cortesía y, por tanto, en ningún caso se comunicó a la Presidencia del Gobierno que esa actividad a cargo de un instructor empleado por el club debiera ser remunerada».
Tampoco, ha añadido, que fuera facturada «de forma unilateral a la entidad por el técnico encargado como un acto privado distinto de las tareas propias de su puesto de trabajo».
Ha reconocido asimismo que, «en cualquier caso, y sin cuestionar en su momento la buena fe de dicho empleado, el Club abonó parte de las facturas que éste les presentó por ese concepto».