Serena es tan ordinaria como musculosa o competitiva
Es lo que tenía el mal genio. Y la chulería, porque lo de Serena Williams ha sido una mezcla de soberbia, estupidez y mala educación. En tres confusos minutos transformó lo que había sido un apasionado partido de tenis en un desagradable vodevil, que dió a Kim Clijsters la victoria por 6-4 y 7-5, en la semifinal femenina del Open USA de tenis.
Serena se alocó y en una sonrojante mezcla de mala leche y peor lengua, cargó contra un juez de línea en el momento más inoportuno del encuentro del sábado: justo cuando la belga Clijsters le había ganado ya el primer set, iba 5-6 arriba en el segundo y contaba a su favor con un 15-30.
La estadounidense ya tenía en su contra un aviso del juez de silla, por haber estrellado su raqueta contra el suelo. Saca el primero y falla.
Ejecuta un segundo saque y la juez de línea pita falta de pie en el servicio. Había pisado la raya. Es doble falta y 15-40. Doble punto de partido para Clijsters.
Serena, que es tan ordinaria como musculosa o competitiva, reacciona con violencia. Se encara con el línea agitando su raqueta y le avisa entre dientes de que lo va a matar.
El línea alerta al juez de silla y la estadounidense es castigada «por conducta antideportiva» con la pérdida del punto.
Fue su adiós al partido: 6-4 y 7-5 para Clijsters, que juega en Nueva York su tercer torneo desde que volvió a las pistas, tras abandonar la competición para ser madre.
En la madrugada española del lunes, Kim Clijsters se enfrentará en busca del título a la danesa Caroline Wozniacki, que se deshizo por un doble 6-3 de la belga Yanina Wickmayer.