El español Carlos Moyá se despidió este jueves del tenis tras perder ante David Ferrer, número siete del mundo, en el Masters Nacional (7-6(6) y 6-3)), que se está disputando en el pabellón sevillano de San Pablo, y quiso dejar su último recuerdo sobre la pista andaluza con su ya mítica frase: «Hasta luego Lucas».
«Mi hija ha podido ver mi último partido y estoy muy feliz de verla aquí hoy con mi mujer y la gente de mi equipo», dijo Moyá ante un público entregado que hasta hizo la ola en el pabellón tras aplaudir a rabiar una dejada maestra del tenista de Palma de Mallorca.
«Ya antes de la Copa Davis había venido otras veces a Sevilla, en el 94 para jugar el torneo satélite (Copa Sevilla) aunque aquella final del 2004 lo cambió todo. Fue increíble, pero, ya digo, aquí desde siempre me han tratado fenomenal», comentó.
«Estos días me felicitan continuamente por la calle, y todo este apoyo me llena de orgullo. Este último partido aquí no lo olvidaré nunca», sentenció Moyá, quien agradeció también la presencia de su club de fans de Palma de Mallorca, que en número de medio centenar llegaron hasta Sevilla para no perderse el último partido del ex número uno mundial.
Y es que Moyá calificó de «día difícil» su despedida. «Lo más duro es el momento en que tomas la decisión, eso fue hace cuatro o cinco meses. Ahora tengo una vida que me llena, tengo una hija que me ocupa todo mi día, tengo un gimnasio en Mallorca, un negocio de comunicación, una vida llena», agregó.
«Obviamente echaré de menos lo que de da la competición, pero hay que mirar adelante. Es tiempo de descansar, de analizar, no de tomar decisiones. Quiero seguir relacionado con el mundo del tenis, porque es lo que sé hacer, pero tengo que ver de qué forma», dijo.
«Pero ahora quiero estar tranquilo, soy muy casero y quiero disfrutar la familia sin tensiones, sin viajes, sin tener que pensar en estar bien para el siguiente partido», manifestó Moyá tras el partido ante el alicantino Ferrer.
Ya en la pista, con el micrófono repitió su archiconocida frase con la que cerró el parlamento en la final que disputó ante Pete Sampras en el Abierto de Australia del 97. «Todos sabéis la frase con la que voy a acabar hoy: Hasta luego Lucas». Y el pabellón le dio una ovación digna de La Maestranza.
