Medio Ambiente lamenta «profundamente» el fallecimiento de la ecologista Wangari Maathai, la Premio Nóbel de la Paz 2004

La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, ha lamentado «profundamente» el fallecimiento de la ecologista keniata Wangari Maathai, Premio Nóbel de la Paz 2004, a los 61 años de edad.

En un comunicado, Aguilar ha expresado la «gran pérdida» que supone su muerte para conseguir el objetivo de un desarrollo sostenible en el conjunto del planeta y la lucha por los derechos de la mujer, la democracia y la paz.

Aguilar, en nombre del Ministerio y en calidad de presidenta del Consejo de Gobierno del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ha trasladado su «más profundo pesar a sus familiares y colaboradores».

Además, rinde un sentido homenaje a la keniata fallecida por su trabajo a lo largo de toda su vida a favor del desarrollo sostenible y la preservación de los recursos naturales, así como por su compromiso con los derechos de la población, especialmente en Africa.

Asimismo, durante la presentación de los resultados del proyecto ‘Evaluación de los Ecosistemas del Milenio en España’, La secretaria de Estado de Cambio Climático del MARM, Teresa Ribera, ha lamentado el «triste» fallecimiento de la Premio Nóbel de la Paz de 2004, Wangari Maathai, de quien ha destacado su «fortaleza para cambiar las cosas».

Para Ribera, la hasta ahora ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno de Kenia, representó «como nadie» su valor como «pionera», ya que entendió que el valor de lo ambiental no se puede limitar «únicamente» a la protección de un árbol o la creación de un museo ambiental, sino que se debe potenciar hasta qué punto la vida, el desarrollo del bienestar está «íntimamente relacionado con la correcta protección, salvaguarda y la puesta en valor del ecosistema».

También ha elogiado su «capacidad de la convicción, la persistencia y la fortaleza para cambiar cosas que las leyes de la física e imponerse a la inercia y lograr construir una realidad distinta», así como su proyecto «pionero» de 1977, el Movimiento Cinturón Verde que le valió el apodo de ‘mujer árbol’, que «poco a poco fue cogiendo peso y que logró pasar de la utopía a ser reconocido internacionalmente».

El Movimiento Cinturón Verde ha sido responsable de la plantación de más de 30 millones de árboles en todo Kenia para evitar la erosión del suelo.

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