La tenista española Lara Arruabarrena no ha amañado «nunca» en su carrera un partido y tiene claro que no es «una tramposa», por lo que está «preparada» para que la investiguen «de arriba a abajo», por el presunto arreglo de su partido junto a David Marrero en el Abierto de Australia.
«Nunca he amañado un partido de tenis en mi vida. Lo puedo decir más alto, pero no más claro. Me quedé de piedra cuando el lunes aterricé en Dubai y encendí mi móvil y tenía cientos de mensajes, que han ido multiplicándose con el paso de las horas hasta rozar lo absurdo», señala Arruabarrena en el espacio que tiene en la web ‘TennisTopic’. La vasca indica que todos esos mensajes apuntaban «hacia el mismo tema» del presunto amaño de su partido del Abierto de Australia junto a David Marrero. «¿Presunta culpable de qué? ¿Pero qué demonios es todo esto? Esas preguntas se agolparon en mi cabeza tras ver cómo una noticia del New York Times había dado la vuelta al mundo, junto con mi foto y mi nombre», recalca. La jugadora española reconoce que después del encuentro estuvieron hablando con dos periodistas de ese periódico, que les llamaron a sala de prensa tras la derrota. «Según nos contaron, nuestro partido había generado una cantidad inusual de apuestas a favor de la otra pareja. ¿Y qué culpa tenemos nosotros de eso? La conversación con la prensa no tuvo nada destacable, como tampoco el partido: perdimos porque ellos fueron mejores, mucho mejores», advierte. «Kubot y Hlavackova son campeones de ‘Grand Slam’, no necesitan más presentación que esa», prosigue Arruabarrena. «¿Es raro que nos ganaran por un marcador holgado y en poco tiempo? ¿Es raro que mi compañero cometiera algunas dobles faltas? ¿Cuántos partidos acaban sin que ninguno de los jugadores haga una doble falta? ¿Es extraño que fallase un golpe sencillo? ¿Cuántos errores imposibles se ven a diario en cualquier torneo?», se pregunta la guipuzcoana. Con todo, confiesa que le «sorprendió» cuando saltó la noticia del escándalo de amaños en la pasada década en el mundo del tenis el día del comienzo del primer ‘Grand Slam’ de la temporada y que no tiene «ni idea de si existen o no». «Es un tema que desconozco por completo y prefiero no hablar de lo que no sé. Personalmente, jamás se me ha acercado nadie a ofrecerme vender un partido. Ni lo he visto. Ni tampoco lo he oído. Ni por supuesto lo he hecho», remarca. «¿Estamos locos? Llevo toda mi vida trabajando lo más duro que he podido para ser jugadora profesional. Solo yo sé lo que me ha costado ganarme un lugar entre las cien mejores de mundo. Solo yo sé el camino que he recorrido. Tengo valores, mis padres se ocuparon de ello. No se me ocurriría nunca traicionarme a mí misma de esa forma», prosigue la tenista española. Esta resalta que «lo que parecía un grano de arena se ha convertido en un desierto». «Estoy en todos los telediarios. Aparezco en todos los periódicos. Mi cara es portada de todos los diarios digitales. Incluso me han dicho que también lo han contado en la radio. Lara Arruabarrena y amaños. Amaños y Lara Arruabarrena», lamenta, asegurando que le da «igual» que se esté diciendo que es presuntamente porque ve su nombre ya «irremediablemente manchado». «HAY GENTE QUE YA HA EMPEZADO A INSULTARME»«Hay gente que ya ha empezado a insultarme por las redes sociales y me temo que solo es el principio. Mi familia y mis amigos no se merecen esto. Y creo que yo tampoco me lo merezco. Nunca en mi vida había tenido tanto protagonismo y ojalá que lo vuelva a tener algún día, aunque por haber ganado algo importante», agrega la número 86 del mundo
Ahora, le toca afrontar «una situación desagradable» y «aceptar» que funcionen en muchos casos las cosas «sin pruebas», después de haber desarrollado «una carrera tranquila», sin más obstáculos que «superar» sus «propios límites».
«Antes de hacer trampas rompería la raqueta en mil pedazos con mis propias manos. No soy una tramposa. No he amañado un partido en mi vida. Así que aquí estoy preparada para que me investiguen de arriba a abajo si es necesario. No tengo nada que esconder. No he hecho nada malo. Qué ilusa. Cuando me monté en el avión de vuelta a España estaba feliz porque había empezado el año jugando bien», sentencia Arruabarrena.
