Murray había perdido diez de sus últimos once cruces con Djokovic, aunque le ganó en la final del Masters 1000 de Canadá, en 2015
El serbio Novak Djokovic ganó su sexto título del Australian Open al batir al británico Andy Murray en tres mangas por 6-1, 7-5 y 7-6 (7/3), este domingo en Melbourne.
Este trofeo es el undécimo título de Grand Slam del número 1 mundial, que alcanza a las leyendas Rod Laver y Björn Borg en el palmarés histórico.
Andy Murray, segundo jugador mundial, perdió por quinta vez la final en Melbourne, la cuarta contra Novak Djokovic.
Lo de Djokovic es impresionante. Con el serbio, el tenis masculino se está convirtiendo en un kilométrico soliloquio, en un monólogo sin fin.
Y es que el verdadero objetivo de Nole trasciende los triunfos puntuales, el corto o medio plazo; él va más allá. Su obra es superior. Ahora ha dado caza a Laver y Borg, divisa a Emerson (12) y olfatea a Pete Sampras y Rafael Nadal (14), pero en su mente (aunque no lo diga abiertamente) está grabado a fuego otro nombre, otra meta: Roger Federer, los 17 majors del suizo.
Djokovic quiere ser el más grande de todos los tiempos, y a tenor de lo visto durante el último año él mismo puede ser su mayor enemigo o llegar a perturbarse. La mente.