El español gana su décimo Roland Garros

Rafa Nadal, el eXtraterrestre

Sin ceder un set en todo el torneo, pasa por encima de Wawrinka (6-2, 6-3, 6-1)

Rafa Nadal, el eXtraterrestre
Rafa Nadal besa la copa de campeón de Roland Garros. RG

El español derrota con claridad a un apabullado Wawrinka y se apunta su 15º Grand Slam

Es el auténtico ‘Rey de la Tierra’. Un ‘eXtraterrestre’ a quien no hay tenista que pueda hacer frente sobre el planeta.

Rafael Nadal conquistó este 11 de junio de 2017 su décimo título de Roland Garros y lo hizo con la suficiencia de los elegidos, de las leyendas que trascienden el deporte.

El español masacró a Stan Wawrinka, sin darle respiro, llevándolo d elado a lado, con un contundente 6-2. 6-3 y 6-1. Todo en sólo 2 horas y 5 minutos.

Se quedó a tres juegos de igualar la marca de Björn Borg en 1978. El sueco sólo perdería 32 juegos hasta la consecución de la corona.

Sólo Margaret Court, en 1971, llegó a la cifra mágica de 10 Open de Australia. Ningún hombre lo había conseguido antes. Por tercera vez en su carrera, Nadal completaba un torneo perfecto, anteriormente lo consiguió en 2008 y 2010, acabando con el casillero de sets en contra a cero. Su rival suizo apenas pudo hacer frente al rey de la tierra durante los cinco primeros juegos.

Las opciones del discípulo de Magnus Norman pasaban por ganar la primera manga y rezar para la que la final no se alargara hasta un quinto set. Y es que acumulaba 5 horas y 19 minutos más que el balear en sus piernas.

Los registros de Rafa en tierra son mayúsculos pero en Roland Garros no encuentran un adjetivo. Ha jugado 81 partidos de los que ha ganado 79. Su porcentaje de efectividad se eleva hasta el 97, 53 por ciento. No es una máquina pero casi.

Eso es lo que debía pensar ‘Stanimal’ cuando veía que sus tiros ganadores no tenían la efectividad de las rondas anteriores porque el eterno mosquetero de París le forzaba a tirar desde posiciones incómodas. Esa era la táctica que había diseñado en el vestuario por última vez al lado de su tío Toni.

El equipo del campeón tuvo que ceder su habitual palco al cuerpo técnico y familiares de Wawrinka porque el helvético tenía mejor ranking que el español en el momento de hacerse el cuadro. No a partir de este lunes, cuando Nadal recupera el segundo puesto del ranking, sólo por detrás de Andy Murray.

Antes de iniciarse las hostilidades fue la actriz Nicole Kidman quien condujo hasta el palco de autoridades la Copa de los Mosqueteros. Allí estaba el Rey Juan Carlos I, amigo personal del mosquetero español. Luego sería el turno de Roy Emerson, 12 veces vencedor de ‘Grand Slam’, quien se la entregaría al fenómeno balear.

Con el día más caluroso de la presente edición del torneo, caminaba sin prisa pero sin pausa hacia la historia. A su repetorio desde el fondo de la pista le unía la potencia con el saque. Elevó el marcador de velocidad hasta un tope de 198 kilómetros por hora. Por primera vez en muchos años la sensación era unánime en la grada: todo el mundo iba con Rafa.

Wawrinka había cantado victoria en sus tres finales anteriores de los ‘majors’ pero en la primera de ellas, ante el mismo adversario, tuvo la suerte de que éste se lesionara en la espalda. Nadal, cuando está sano, es otra cosa. Una apisonadora.

El campeón tenía la final en su terreno, logrando que Stan entrara, sin remedio, en intercambios largos que siempre perdía. Lo único que alteró los templados nervios de Rafa fue la amonestación por tiempo del árbitro al inicio del segundo set.

El eco de los gritos de Nadal llegaba a la central porque había una pantalla gigante para la ocasión en una de las pistas exteriores. Los golpes del español le parecían como un remolino de viento al helvético que se movía de lado a lado, lo que más odia del mundo.

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